¿Has escuchado sobre las pastillas que están matando a los jóvenes, verdad? Un adolescente toma lo que pensaba que era una pastilla recetada y nunca despierta. No estamos hablando de una sobredosis de drogas, accidental o de otra manera. Estamos hablando de ser envenenado por una sola pastilla, una que parece ser una Xanax, Percocet u Oxycodona legítima, excepto que estas pastillas no son legítimas. Son falsificadas, falsas, y te pueden matar en cuestión de minutos. Y está sucediendo en todas partes.
El grupo de víctimas de más rápido crecimiento son los jóvenes e inexpertos. Toman pastillas por diferentes razones; algunos están experimentando, otros están estresados y se automedican. Muchas víctimas murieron en casa, en sus camas, después de ingerir solo una pastilla. Cada joven está en riesgo.
Entonces, ¿qué está pasando? Vivimos en una cultura de soluciones rápidas, de tomar pastillas, y nos han enseñado a confiar en las pastillas recetadas. En algunos casos, estos medicamentos son necesarios, pero también pueden causar adicción. Por eso estamos en medio de una epidemia de opioides. Tanta gente en Estados Unidos se volvió adicta a los opioides que los traficantes de drogas comenzaron a hacer pastillas falsas para satisfacer la demanda. El ingrediente de elección para estas pastillas falsificadas es el fentanilo, un potente opiáceo sintético que es tan potente que debe ser altamente regulado. No hay una cantidad estándar de fentanilo en estas pastillas hechas ilegalmente. No son medicamentos recetados; simplemente se mezclan en sótanos y garajes con otros ingredientes baratos con polvos de relleno, se comprimen en forma de pastilla. La dosis nunca es uniforme. Por eso son tan mortales.
Pero el fentanilo se puede importar barato, y también es altamente adictivo, lo que lo hace ideal para crear pastillas falsas. También se involucraron los carteles de la droga. Comenzaron a producir estas pastillas de prescripción falsificadas que contienen fentanilo, conocidas como Fenta-Pils, a gran escala, inundando Estados Unidos con millones de falsificaciones disfrazadas para parecerse a la cosa real. No se pueden distinguir. Las autoridades no pueden arreglar esto o hacer que desaparezca.
Pero no tienes que ser la próxima víctima. Si no sabes de dónde vienen tus pastillas, no las tomes. No creas a los vendedores en Instagram, Snapchat, TikTok o cualquier aplicación. No creas a amigos que obtienen pastillas de supuestos distribuidores confiables. No creas a alguien que dice que una pastilla ha sido probada.
Es posible que hayas oído hablar de tiras reactivas que pueden detectar fentanilo y drogas hechas ilegalmente, pero no son confiables con pastillas donde el fentanilo puede distribuirse de manera desigual. No hay forma de averiguar si una pastilla contiene fentanilo sin molerla y disolverla, en otras palabras, destruirla. Entonces, si una droga te llega en forma de pastilla, no ha sido testeada, punto. Y aunque pruebes una pastilla de un bonche, no hay forma de saber si las otras pastillas contienen fentanilo. Si no es de un médico o farmacéutico, no es legítimo. No consumas pastillas si conocer de dónde vienen.
Ahora conoces la realidad. Dile a tus amigos. Dile a todos y todas las personas que conozcas. Cuantas más personas sepan sobre las pastillas de fentanilo, más seguros vamos a estar todos. Tú no creaste este problema, pero puedes ser parte de la solución. Ayúdanos a correr la voz. Una pastilla puede matar.